Lito Santana
Lo que está pasando en la comunidad El Peñón, provincia Barahona, parece de ciencia ficción.
La situación es tan tenebrosa que los pobladores tienen que trancarse en sus viviendas, desde que se agacha el sol.
A Yember, Hairo y Henri, los asaltantes lo interceptaron para robarle el motor en que andaban.
A Jairo y Henri le dieron un balazo en cada pierna y Yember pudo escapar tirándose por un cañaveral, pero en su huida se le perdió un ojo de vidrio, qué usaba como prótesis.
Con apenas días de diferencia, atracaron a Luis La Roca y se le llevaron su motocicleta de su propia casa.
A la profesora Beatriz y a Edwin, mejor conocido como Canguá, se les robaron sus tanques de gas, con todo y reguladores, la misma noche.
A Pecheo, que transporta mudanzas, se le llevaron una nevera que tenía montada en su camión, para trasladarla en la madrugada a la Capital.
Un robo trascendental fue el que le hicieron a Bachita. Aprovechando la oscuridad de la noche, entraron a su habitación y le sustrajeron 40 mil pesos.
Se metieron en la casa de Ashly y se le llevaron sus chancletas. Pero a Américo le fue peor, pues en la noche lo tumbaron cinco pares de tenis.
A Prieto Bonyé se le llevaron una compra de colmado que tenía arroz, aceite, huevos, sazones, sopitas y hasta la caja de fósforos.
A Yesenia, la hija de Chepín, la dejaron sin su bombita de agua, pese a estar sentada en la galería de su casa.
A María se le llevaron los trastes de su cocina dejándola sin calderos, cubetas, platos y cucharas.
En su impotencia, la población de El Peñón añora los tiempos del capitán de la PN, Féliz Féliz, que cuando descubría a un ladrón, lo atrapaba y lo obligaba, a punta de pistola, a devolver lo robado.
Los policías de ahora, que hacen servicio en el cuartel local, están incapacitados para enfrentar estos hechos, pues apenas hay tres agentes y hasta ellos están acobardados.
Ante este desacato de los ladrones en El Peñón, ¿podrá la jefatura de la Policía Nacional hacer algo en defensa de esa laboriosa comunidad?