Por Osvaldo Santana
El presidente Luis Abinader ha definido el punto de vista dominicano sobre Haití en cada una de sus presentaciones de rendición de cuentas al Congreso Nacional, incluso desde la toma de posesión. Y progresivamente, ha hecho consideraciones más detalladas, y en la de febrero de 2023, previo a las graves tensiones después del inicio de los trabajos de construcción de un canal sobre el curso del río Masacre.
Abinader hizo el primer señalamiento sobre Haití el 16 de agosto, en el discurso inicial, en un todo amistoso y colaborativo. Ocurrió durante la presidencia de Jovel Moise, asesinado el 7 de julio de 2021. Podría considerarse como un adelanto respecto de su concepción acerca de la nación vecina, la cual veía como una oportunidad para el desarrollo de unas relaciones constructivas.
En el discurso del 16 de agosto de 2020, el presidente trazó una concepto en un solo párrafo. Dijo:
“La relación bilateral con Haití es muy importante para la Republica Dominicana. Somos conscientes de que el éxito en esta relación depende de la presencia activa, consistente y perseverante de ambos estados. De ahí que debamos seguir fortaleciendo los instrumentos para una buena vecindad, fomentar el desarrollo integral de la frontera y diseñar una política de seguridad efectiva para ayudar al bienestar de las dos naciones”.
Un tono colaborativo fue reafirmado el 27 de febrero del año siguiente, 2021, cuando elaboró aún más sus ideas sobre las relaciones entre los dos países que comparten la isla de Santo Domingo.
Refirió un acuerdo ya firmado para cedular a los haitianos residentes en República Dominicana. También expresó su disposición de vender energía a Haití, e instalar, con colaboración internacional, hospitales de maternidad en lado haitiano. El primero se construiría en Juana Méndez.
Dijo lo siguiente:
“Estamos decididos a mantener unas relaciones de mutuo beneficio con Haití, con quien hace poco más de un mes firmamos un acuerdo sin precedentes que contempla apoyar la cedulación con documentos de su país, de los ciudadanos que se encuentran en nuestro territorio; la venta de energía, y la instalación, con colaboración internacional y en coordinación con su gobierno, de hospitales de maternidad en el lado haitiano de la frontera, que puedan dar servicio a sus mujeres, en condiciones dignas y evitando la saturación de los servicios de salud dominicanos. El primero de estos hospitales se ubicará en Juana Méndez, Haití, frontera norte donde ya tenemos el terreno localizado y la aprobación en principio del gobierno haitiano, y en los próximos meses 29 podríamos empezar la construcción con el aporte de la comunidad internacional”.
El Muro
En ese mismo discurso, reveló que “en la segunda mitad de este año 2021 empezaremos a construir en la línea divisoria entre ambos países: Republica Dominicana y Haití, las nuevas medidas de refuerzo de la seguridad, que combinarán los medios físicos y tecnológicos, e incluirán una doble verja perimetral en los tramos más conflictivos y una simple en el resto, además de sensores de movimiento, cámaras de reconocimiento facial, radares y sistemas de rayos infrarrojos. Con todo ello y en un plazo de dos años, queremos poner fin a los graves problemas de inmigración ilegal, narcotráfico y tránsito de vehículos robados que padecemos desde hace años y lograr la protección de nuestra integridad territorial que llevamos buscando desde nuestra independencia”.
Tensiones/Plan de blindaje
Pero ya el año siguiente, en la rendición de cuentas del 27 de Febrero fue evidente que el tono del presidente Abinader hacia Haití había cambiado. Ya el presidente Moise había sido asesinado y Haití había caído en un nivel de deterioro sin precedentes.
El presidente Abinader entonces inició una política defensiva. Empezó a considerar a Haití como una amenaza a la seguridad nacional.
En el discurso del 27 de febrero de 2022 anunció medidas para asegurar la protección de nuestra frontera. Puso en marcha “un plan de acción de blindaje fronterizo con el Ejército de República Dominicana y el Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza (CESFRONT)”, cuyos efectivos están desplegados en esa zona, “donde realizan operaciones de patrullaje de vigilancia y seguridad, para abordar y afrontar los riesgos y amenazas en la zona fronteriza terrestre, logrando contrarrestar los actos delictivos en el territorio nacional”.
Anunció el inicio de “la construcción de la verja fronteriza para tener un mayor control de los flujos migratorios y atajar allí mismo el contrabando, el tráfico de personas y las posibles incursiones de bandas organizadas que puedan tener la intención de desestabilizar la paz y la seguridad y malograr la buena vecindad entre ambas partes de la isla. Garantizar la seguridad de nuestro país es fundamental para este gobierno”.
Denuncia internacional
Desde 2022, el presidente se persuadió definitivamente de lo que aparentemente ya era más que una amenaza. Había estado reclamado a la comunidad internacional que actuara en pro de Haití para estabilizar su dramática situación. Y en foros diversos expresó su parecer.
En la presentación de sus memorias el 27 de Febrero del 2023 ya tenía un verdadero memorial sobre las implicaciones de la situación en Haití y de los riesgos que aparentemente veía para la República Dominicana.
Y entonces detalló todo su accionar ante organismos como la Organización de las Naciones Unidas. Habló enfáticamente “sobre la necesidad de sentar las bases hacia una mayor ayuda para Haití y la creación de una fuerza internacional de apoyo a la Policía Nacional haitiana y de persecución a las bandas criminales que lo azotan”.
Dijo ante el Congreso Nacional que “nunca la situación de nuestro país vecino había sido tan dramática. Haití es hoy un país devastado por las crisis, con un Estado colapsado y una comunidad internacional que no actúa”.
Propone un pacto
Y pidió “a todos responsabilidad para apartar el problema haitiano de nuestra lucha partidista y que lleguemos a un gran acuerdo nacional, a un pacto de país, que nos comprometa desde nuestras posiciones y que dé una respuesta unánime en la defensa y la protección de nuestra soberanía”.
Adoptar un compromiso para la formulación y ejecución de políticas de Estado eficaces y coherentes, tanto en materia de seguridad y defensa como de política exterior, en relación con la crisis de Haití.
“Esto implicaría necesariamente asumir una agenda de corto, mediano y largo plazo para enfrentar el proceso de desnacionalización de los mercados laborales y la sobrecarga de servicios públicos esenciales con sus efectos adversos sobre las condiciones de la población dominicana más vulnerable, tanto como el rezago de la modernización y tecnificación de áreas de producción estratégicas, que comprometen seriamente aspectos de la seguridad nacional”, dijo.
El tono del presidente cobró un giro en su mirada hacia Haití. No era solo la inestabilidad. También la fuerza laboral inmigrante devino en amenaza para los trabajadores dominicanos y el país. Y propuso la adopción de “un mecanismo de consulta permanente, que no necesariamente debe ser formal, oficial y público, pero sí debe ser confiable, efectivo y ágil, entre los actores políticos y nacionales principales, para asegurar que las decisiones importantes o sensibles relacionadas con la agenda de las relaciones insulares y sus vinculaciones con la agenda de poderes foráneos y organismos internacional, tengan el más amplio consenso y las mayores garantías de implementación.
“República Dominicana en todo lo relacionado con Haití y sus crisis, debe tener una posición unificada o del más amplio consenso. Debe enviar un solo mensaje, a partir de los postulados iniciales de la política exterior: no hay ni habrá solución dominicana a los problemas de Haití; los problemas de Haití deben resolverse en Haití, mediante una fórmula de corresponsabilidad compartida, que no excluya a los haitianos, pero que garantice el compromiso de los que más deben y pueden, entre los países más desarrollados”.
Llamó “a un gran Pacto de Nación, para una política de Estado, firme, estratégica y uniforme que proteja y dé confianza al pueblo dominicano”.
El presidente refirió su política de deportaciones, que había sido criticada por estamentos de poder extranjero y proclamó:
“Quiero dejar claro que nuestra política migratoria la marca solo el gobierno dominicano y la ejecutaremos siempre en defensa de nuestra soberanía”.
Las fuerzas armadas
Dijo que “la contundente política de defensa que estamos llevando a cabo, no la podríamos hacer sin el trabajo decidido de nuestras fuerzas armadas”. Refirió las mejorías de las condiciones de los militares, como salarios, mejorías de las instalaciones militares, como destacamentos, fortalezas, hospitales y dispensarios médicos en toda la geografía nacional con un total contratado de RD$ 2,500 millones”.
Compra de armas
Abinader dijo que “para mejorar los servicios de seguridad, el Ejército ha adquirido un total de 21 nuevos vehículos blindados de transporte de personal y 6 vehículos antimotines. Se adquirió además una nueva flotilla de 326 vehículos de diferentes categorías, que han sido incorporados al Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y las dependencias del Ministerio de Defensa.
“Además, para incrementar la capacidad de respuesta del ejército, por primera vez en décadas se adquirieron las municiones necesarias para el entrenamiento y eventuales operaciones militares. También se adquirieron para el ejército dos helicópteros militares OH-58.
“Asimismo, la Fuerza Aérea Dominicana adquirió 10 aviones “Dulus” TP-75, para el patrullaje fronterizo y entrenamiento. También por primera vez la Fuerza Aérea adquiere 4 helicópteros de dos turbinas para las operaciones de búsqueda y rescate en alta mar, y 6 helicópteros BellUH-1H “Huey” II, para múltiples misiones. Por su parte la Armada adquirió un guardacostas de 87 pies y recibió otro donado. Ambos estarán llegando a nuestro país en los próximos meses.
“Este es el mayor equipamiento militar que un gobierno dominicano ha adquirido desde la recuperación de la democracia en 1961”.
La crisis por el canal
Los ánimos estaban bien avivados, cuando se desató la crisis por la construcción del canal haitiano, que fue denunciado por el propio presidente Abinader, quien reclamó la paralización de este, que nunca ocurrió, y que provocó un despliegue militar en la frontera nunca visto en tiempos de democracia.
Asimismo, el gobierno dominicano ordenó el 15 de septiembre el cierre de la frontera y pasos fronterizos y la suspensión de envíos de mercancías a Haití. También dispuso la suspensión de visados a algunos ciudadanos haitianos señalados como responsables de la construcción del canal.
El gobierno haitiano, que según el presidente Abinader era ajeno a la obra, pero luego el propio primer ministro Ariel Henry anunció luego su respaldo a la misma, incluso en foros internacionales.
El cierre fronterizo y la movilización de tropas provocaron un sentimiento de unidad nacional en Haití, tan fuerte, que después que las autoridades dominicanas optaron por “flexibilizar” el bloqueo de las fronteras, dos meses después de cerradas, el gobierno lo rechazó, y proclamó que la frontera tenía dos lados, uno haitiano y otro dominicano, y que sus autoridades aún no decidían restablecer los vínculos.
El 11 de noviembre las autoridades del departamento haitiano del Noreste advirtieron a sus conciudadanos que quienes intenten introducir productos desde República Dominicana serían multados y sus mercancías destruidas, distribuidas o vendidas en subasta pública.
Tras el cierre de septiembre, las relaciones se deterioraron totalmente, y es a mediados de diciembre de 2023 cuando sin que mediara ninguna decisión de las autoridades haitianas, elementos marginales abrieron violentamente las puertas por Juana Méndez, con lo que se reactivó moderadamente el intercambio en el mercado de Dajabón. Otros pasos fronterizos se han ido abriendo sin que tampoco medie acuerdo alguno…
Al cierre
Abinader empezó su gestión con un tono colaborativo hacia Haití, pero desde el segundo año cambió totalmente el discurso. Quizás la ausencia de un interlocutor tras la muerte de Moise o al influjo de corrientes de línea dura que en el plano nacional propugnan por una confrontación permanente.